Programa de Talleres Breves 2024-25 

 

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Taller Breve Ciencia y Fe
12-03-2013

¡No cabíamos! El primer taller breve conjunto entre el Taller Teológico y el Centro de Ciencia y Fe atrajo tanta atención que se superaron todas nuestras expectativas, con más de setenta asistentes. El tema fue: “Los orígenes a la luz de la ciencia actual”, y se trató desde tres perspectivas diferentes: Cosmología, Paleontología y Genómica.


En el primer bloque, el físico Javier Gandía nos introdujo a las inmensidades del universo, tanto en su gran antigüedad, como especialmente en sus desbordantes dimensiones (desde nuestro sistema solar y nuestra galaxia hasta todo el horizonte abarcable con las observaciones humanas). Tras reflexionar cómo la ciencia puede penetrar en los misterios del pasado mediante el análisis de los efectos producidos en el presente, se nos invitó a inflar un globo con varios puntos dibujados en su superficie como modelo de lo que sería un universo bidimensional en expansión. Después se comentó cómo ese modelo nos permite visualizar la separación de los puntos (galaxias) como fruto del “estiramiento” del espacio y no del movimiento galáctico, idea central en el actual modelo cosmológico del Big bang. Finalmente se presentaron las principales evidencias científicas que dieron lugar al establecimiento de ese modelo, sugerido inicialmente hace ya 80 años, y que hoy por hoy descartan cualquier otra propuesta alternativa. En las preguntas se habló más sobre estas evidencias y sobre temas fronterizos con la teología y la filosofía como la finitud tanto temporal como espacial del universo, temas difícilmente resolubles científicamente, al menos en su estado actual.


En el segundo bloque nos introducimos en la historia de nuestro propio planeta de la mano del paleontólogo Fernando Caballero. Vimos, en primer lugar, los principios de la estratigrafía que permiten leer la historia de la tierra recorriendo los estratos rocosos como si estuviésemos pasando las hojas de un libro, así como las ideas básicas de la tectónica de placas que explica la dinámica de los continentes y fondos marinos. A lo largo de la presentación pudimos ver la gran variedad de tipos de fósiles (algunos de los cuales se circularon entre los asistentes) que los paleontólogos estudian hoy día, desde tradicionales esqueletos en piedra hasta delicados insectos en ámbar, huellas y rastros animales preservados en las rocas, el interior de los fósiles por rayos X, o fósiles microscópicos. Todos estos estudios apuntan una y otra vez al árbol de la vida en el que todas las formas vivas y extintas están relacionadas por medio de antepasados comunes que se remontan a antepasados en el Cámbrico. Aunque la llamada “explosión” del Cámbrico se ha presentado a veces como una aparición súbita, inexplicable por el modelo evolutivo, la paleontología ha encontrado numerosas formas pre-cámbricas que ya muestran los rudimentos de las especies que aparecieron posteriormente y que apuntan, nuevamente, a una continuidad en la historia de la vida.


Tras un muy concurrido café, el bioquímico Pablo de Felipe presentó el último bloque, en el que la evolución se mostró a través de las evidencias acumuladas en el microscópico mundo encerrado en el ADN de los seres vivos. Tras diferenciar entre el hecho, el mecanismo y el por qué de la evolución (así como aclarar algunos malentendidos sobre Darwin y la evolución), la presentación se centró en tres evidencias del hecho de la evolución: las similitudes entre genes, el estudio comparado global de genomas enteros y la presencia de genes virales insertados en los genomas. Esto último se utilizó en una actividad taller en la que, tras explicar cómo esas inserciones se usan para construir árboles evolutivos, los asistentes reconstruyeron por sí mismos el árbol de la evolución de los primates usando datos científicos publicados la pasada década.
Estos temas plantean desafíos a las interpretaciones teológicas tradicionales de los relatos bíblicos de la creación del mundo y del ser humano, así como interrogantes en otros campos, como la relevancia del “pecado de Adán” para la teología cristiana.

 

En los próximos tres años, y como parte de un proyecto con la Fundación BioLogos, se ofrecerán otros talleres breves, así como conferencias, cursos y otras actividades adicionales, en los que se irán tratando los interrogantes suscitados por estos descubrimientos científicos.